Si queremos simplificar, diré que soy un fan. Fan de la música, de las bandas, de los discos, de todo ese mundillo, pero, sobre todo, fan del ritmo.
Es lo que me mueve y siempre me ha movido. Antes siquiera de pensar que podría tocar un instrumento, cuando aún era un niño, ya sentía la necesidad de dar golpecitos donde fuera al escuchar música (y muchas veces, incluso sin música). Más que un talento, parecía un tic nervioso, algo incontrolable que acabó por definirme.
Lo que de niño eran simples golpecitos en los muslos se convirtió, en la preadolescencia, en un descubrimiento constante de instrumentos de percusión. A los 12, unos bongós; a los 13, un djembé; a los 14, un cajón flamenco… Todo me ilusionaba. A los 15 ya sacaba los primeros repertorios de versiones con mis compañeros de clase. A los 17 tocaba en los bares más cutres con el cajón y alguna pandereta, y a los 18, por fin, me hice con mi primera batería. Desde ese momento, me tomé mi formación mucho más en serio. Aunque empecé de forma autodidacta, me interesaba conocer métodos de batería y buscaba revistas o vídeos en VHS (sí, así de viejo soy) para estudiar.
Después de un año encerrado en el altillo de casa de mi abuela aporreando mi primera Pearl, llena de cojines y gomaespuma, decidí empezar a ir a jam sessions en busca de músicos con los que formar una banda. Tras varios intentos y un par de formaciones iniciales, nació mi primera banda, Los Últimos Bañistas, con la que di mis primeros pasos: primeras composiciones, primeras maquetas, primera grabación con metrónomo, primeros conciertos en salas, primeros festivales y primeros contratos discográficos. Durante esos años, tuve la suerte de colaborar con varios artistas, tanto en directo como grabando baterías para sus discos.
Cuando un amigo íntimo me llamó para formar parte de su recién estrenado proyecto, Nunatak, yo estaba terminando la universidad y tocando con un par de bandas. Con Nunatak compuse y grabé cinco discos y un EP, y giramos por todo el país durante más de una década. Desde principios de los 2000, siempre he tenido varios proyectos simultáneos, como Neuman, banda en la que estuve tres años, con la que giré por toda España y grabé un LP, un EP y varios singles, o con Carlos Madrid, para quien compuse y grabé las baterías de sus discos. Gracias a mi participación en estos proyectos, he tenido la oportunidad de tocar en la mayoría de salas, teatros y festivales de España, además de realizar varias mini-giras internacionales.
Desde hace unos 15 años, he compaginado todo esto con la docencia musical, impartiendo clases de batería, talleres y cursos de ritmo y musicalidad. Durante seis años, codirigí el centro de enseñanza artística Hayat’s Chocolate Factory, me encargué de las clases de batería en la Escuela de Rock Murcia Underground y en la Escuela de Música JAM de Cartagena, además de impartir clases en mi estudio.
Gracias a mi experiencia como músico y docente, varios ayuntamientos han contado conmigo para incluir mis talleres en sus calendarios culturales de forma habitual.
Si quieres saber más de mí puedes contactar conmigo o ver más información en los siguientes links:
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